1.3.08

VIGÉSIMO DÍA, 28 DE ENERO DE 2008, LUNES

Amanece terrible, la mar grande y confusa, el viento rolando todo el tiempo teniendo que hacer correcciones de rumbo constantemente para que las velas porten bien y poder hacer un rumbo que se parezca lo mas posible al que queremos llevar, para colmo de vez en cuando un chubasco te cala hasta los huesos y aunque el agua no está fría, el hecho de estar mojado te hace sentir un poco desdichado.

A las 7 de la mañana (hora del barco) aparece el patrón por el tambucho, se enciende un cigarro, mira para un lado y para otro y, como no, manda trasluchar; yo creo que lo hace por j…, porque el bien sabe que el rumbo que vamos a tener que poner es tan malo como el que llevamos, pero donde hay patrón… Después de la maniobra quedamos a rumbo 210 que están malo como el 290 que llevábamos antes, así que dentro de unas horas nos tocará volver a trasluchar, ¡Qué le vamos a hacer!

A las 10 UTC la posición 17º23´N 40º 15´W; ahora si que sí, hemos pasado el meridiano 40 que dividió el mundo conocido en dos mitades, del 40 hacia el Este para el Reino de Portugal y del 40 hacia el Oeste para el Reino de España, así que según el tratado de Tordellillas vuelvo a estar en aguas españolas.

Hemos hecho 156 millas en las últimas 24 horas, así que si todo sigue igual nos quedan 7 días completos de mar para llegar, 1.207 millas.

Vimos una orca saltar varias veces, bastante cerca del barco, creo que la he podido filmar con el video.

Hace 7 u 8 días que no vemos ningún barco, ningún pájaro, ningún… la verdad es que por este trozo de mundo no anda nadie. Sabemos que el CRM y la Línea de Mar a Mar están por aquí, a 50 o 60 millas, ellos también saben que nosotros estamos relativamente cerca y nos “cuidamos” mutuamente, sabemos que si algo se pusiese mal de verdad tendríamos que hacer por ellos, o ellos por nosotros, aquí no llegan ni los barcos, ni los aviones, ni los helicópteros de salvamento.

Esta sensación de peligro real te hace sentir de una manera especial, te da confianza el ti mismo y te parece que estas por encima de los problemas absurdos que tenemos cuando estamos viviendo el día a día al saber, de una manera inconsciente, que un problema aquí te puede costar la vida.

Se acabaron las magdalenas para el desayuno, ¡Qué desastre de logística! menos mal que ya sé que el cuerpo aguanta lo que le echen; de hecho ya no estoy perdiendo peso y vuelvo a tener apetito.

Durante la mañana el viento arrecia llegando a picos de 30 nudos que nos hacen andar a 8 nudos constantes y en las planeadas por las olas cogemos 11 y 12, la pena es que el rumbo no es excesivamente bueno, acercarnos a nuestro destino nos acerca, pero un 250 sería mucho mejor.

El mar no se está portando bien, nos zarandea de lo lindo como si el barco fuera un corcho. El interior está todo revuelto y sucio pero poco se puede hacer porque dentro no hay quien haga nada, habrá que esperar tiempos mejores. En cubierta tenemos que estar todo el tiempo con el atalaje de seguridad atados a la cubierta, porque de vez en cuando una ola trata de tirarnos por la borda.

Me empiezo a notar otra vez mareado, me desanimo y me siento apático, así que a la litera a echar una siesta recuperadora.

Esta noche en la Rueda nos cuentan que el joven que se escapó del viejo finalizó con bien su aventura, fue recogido por un mercante tan pronto como encendió la baliza de emergencia.

Me acuesto sin cenar, no tengo ganas, en la litera reflexionando llego a la conclusión de que dejo el “yacthing” y me paso al “caravanig” que es básicamente lo mismo pero solo se mueve cuando quiere el patrón, puedes parar delante de un supermercado y comprar pan fresco o magdalenas, y si te pones malo tienes ayuda cerca, Dios no me ha llamado para ser marino.

Duermo bastante bien hasta las 5, hora del barco, que me despiertan para la guardia mañanera, la mar no ha mejorado y navegamos por la aleta de babor a 7 nudos, con medio génova, un rizo en la mayor y con el piloto automático, bien.

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