1.3.08

DÉCIMOCUARTO DÍA, 22 DE ENERO DE 2008, MARTES

Amanece con un “todos a cubierta”, como estos últimos días, para largar el spi. Mi puesto en esta maniobra es en piano, controlando los stopers de la contra y el amantillo, manteniendo el tangón y el separador de escota en su posición correcta; ahí van unos cuantos palabros técnicos para que no nos olvidemos de que vamos en un velero y este tipo de maniobras se repiten varias veces al día; y que sin querer, uno ya sabe algo de “velear”. Parece complicado entenderlo pero enseguida lo aprendes, en un par de días eres un experto. La verdad es que estoy aprendiendo un montón, el Selene es un barco prácticamente de regatas y tiene un montón de cosas que no tiene mi Geluco, estoy aprendiendo mucho, aunque no sea muy regatista; a mi me gusta más ir tranquilo que intentando sacarle todo el rendimiento al barco.

A las 10 UTC la posición 18º55´N 25º55´W; a 2.028 millas del destino, 121 en las últimas 24 horas; me entretengo en hacer cálculos sobre la carta, si todo sigue igual y hacemos esta media de millas nos quedan 13 días en llegar, estamos en la mitad del viaje, pero claro, todo son previsiones. Se lo digo al patrón, ya que soy “el navegante oficial” de la expedición, y me dice que no diga nada, que mañana o pasado mañana lo dirá el y lo celebráremos. ¡Les das un gorra y se creen almirantes! ¡Con técnicas para mantener a moral de la tripulación!

Se nos rasga el faldón del spi, nervios, lo arriamos sin problemas, a estas alturas del viaje ya somos una tripulación bastante experta y lo que nos parecía casi imposible ahora lo hacemos con bastante normalidad; lo reparamos con cinta especial y lo izamos nuevamente todo en menos de una hora.

El spi se rasgó porque se enganchó en el balcón de proa, hay que poner un apaño con unos cabos y cinta americana para evitar que vuelva a ocurrir. Me ofrezco voluntario, me pongo el arnés para no caerme al agua (los pantocazos que da el barco son importantes) y me voy con los cabos y un rollo de cinta americana al balcón de proa a preparar la chapuza; ahora tres metros por encima del agua, ahora con el agua hasta la rodilla… en fin, media hora brincando en proa y listo. A tomar una cervecita que hoy me la he ganado.

Anoche en la Rueda hablé con Juan Antonio (el Vagabundo). Se quedó muy al norte y le pilló la borrasca que nosotros dejamos hace unos días, lo estaba pasando mal con olas de 4 metros y mucho viento, navega con tres rizos y un pedacito de génova. Yo creo que a este le va la marcha, porque estaba cantado de que había que ganar sur y después Oeste, pues no; el lo que quiere es “identificarse con el mar y la naturaleza”, es un gran marino así que no hay que preocuparse en exceso por él. En el fondo siento envidia de la gente como él, sereno, equilibrado y con esa fuerza interior, porque físicamente…

Hoy cambiamos la hora del barco, le quitamos una hora, ya llevamos tres horas menos que en España con idea de ajustar la hora del barco con la luz y para que cuando lleguemos la Martinico tengamos la hora de allí. Es decir, en el barco tenemos una hora, para navegar usamos la UTC para mandar mensajes tenemos que usar la hora de Madrid o sea cuando en el barco son las 10 en Madrid son las 7 de la mañana que son las 6 UTC ¿vale? Lo tengo que tener mas claro que los demás como “navegante oficial”

La tarde pasa sin novedad, sudoku, libro y poco más.

Traté de hablar con Pilar a las 22,00 hrs. (hora de Madrid) pero no me lo cogió; que pena, porque me estoy poniendo “blandito” y poder hablar con ella me levanta mucho la moral. Mañana lo intentaré de nuevo; no me quito de la cabeza que mi madre esta muy mala…

La guarda de 12,00 de la noche a 4,00 de la mañana (hora del barco) con luna llena, navegando a un descuartelar por estribor a cinco, cinco nudos y medio con mar casi llana, bueno la mar llana del Atlántico que son unas olas larguísimas de unos tres metros.

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