Después de tener el spi arriba, vuelve la calma, desayuno con ga-nas, un café con leche y algunas galletas; hecho de menos zumo fresco, pero no hay.
Esta noche cuando nos llamaron a cubierta estaba soñando; soñaba que la Plaza de España de Ferrol se había convertido en una playa tropical de arenas blanquísimas y de un agua color turquesa preciosa; los niños se bañaban frente al Banco de España y nadaban felices hasta la parada del autobús, pero los pescadores de la ría habían protestado y hecho pintadas porque no tienen bastante calado para sus botes, en fin, ¡nunca llueve a gusto de todos!
Miro y anoto la posición a las 10:00 UTC, como todos los días. Nuestra posición es 20º20´N 22º14´W; el viento una brisita del NE que apenas infla el spi y hace andar al barco 2 o 3 nudos, el mar como un plato (del Atlántico, claro, que es con unas olas de fondo de dos metros, no como en la Ría de Ferrol). Nos faltan, solo, 2.241 millas por llegar.
El día pasa tranquilo y aprovecho para hacer colada de ropa y la colada personal, lavo la ropa que tengo pendiente y la tiendo en el guardamancebos de estribor, después paso a la colada personal con un larga ducha caliente con agua de mar pero… ¿Dónde está mi barriga? la he perdido, se ha ido; creo que he perdido 5 o 6 kilos; cuando llegue a casa voy a tener que ponerme rápidamente a dieta para recuperarla.
Las duchas con agua de mar no son tan malas como puede parecer, la piel se queda mas áspera que con agua dulce pero si te frotas con una toallita húmeda, de esas que venden para los culos de los bebes, te quedas fenomenal y no gastas ni una sola gota de agua dulce.
Vamos los cuartos en tiempo real, según dice el patrón, que puede ser un segundo o tercer puesto en compensado, bien por una parte y mal por otra, porque el patrón se pone nervioso y nos fríe a trimar el aparejo y no nos deja en paz ni un solo momento.
Hago la guardia de 8 a 12 por la tarde-noche con Javivi, estaba bajo de moral. Se levantó de la siesta y le pregunte -¿Qué, dormiste?- me contestó, no, estuve meditando sobre la vida…, las mujeres…, y ¡ la madre que las parió ! ¿Qué problemas tendrá este hombre?
La guardia fue estupenda, hicimos terapia de grupo (de dos), hablamos tranquilamente y terminamos cantando boleros de los Panchos animadamente a la luz de la luna; lastima de un “roncito en las rocas”, como dicen en el caribe, porque la ocasión se lo merecía.
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