1.3.08

DECIMOCTAVO DÍA, 26 DE ENERO DE 2008, SÁBADO

Otro amanecer en cubierta, hoy algo diferente porque hace más ca-lor que en los días anteriores, se nota que estamos cada vez más cerca del Ecuador, llegando a las latitudes donde se funde la mantequilla, que decían los marinos de los Clippers.

Hemos navegado durante toda la noche con el spy pequeño y con el piloto automático; la verdad que este piloto automático será caro, pero es una verdadera maravilla, es un “B and G” sueco, buenísimo. Mantiene siempre el mismo ángulo con el viento, no lo hace también como una persona pero no se cansa y aguanta lo que le echen, tiene memoria y después de 10 minutos funcionando corrige con suavidad y espera que la ola lo vuelva a su rumbo. Si lo ve el piloto automático que tengo en el Geluco se le saltarían las lágrimas, el pobrecito solo es capaz de aguantar el rumbo y para eso en condiciones bastante favorables, pero bueno “espaloquees”.

Seguimos con el spi arriba y ya van más de 24 horas seguidas.

A las 10:00 UTC la posición 17º35´N 34º53´W; viento 15, 20 nudos del NE, bien, es Alisio, hemos navegado 145 millas en las últimas 24 horas, las singladuras se alargan y espero que a partir de mañana ya no bajemos de las 150 millas diarias. Nos quedan 1.513 millas por llegar, entre 10 y 14 días ¿Cuánto dije que empezaba a atacar el escorbuto?

Comimos el dorado frito y rebozado buenísimo. Después de comer picó otro dorado, lo vi saltar como a cien metros de barco, me puse a trabajarlo dándole hilo para que se canse y después cobrarlo; empecé a recoger hilo poco a poco con bastante freno, de vez en cuando tiraba y conseguía sacar más hilo del carrete, después de un buen rato de pelea… nada, se soltó, se fue. No me importó, me da pena verlos morir asfixiados en el barco, con lo bonitos y valientes que son.

El tedio y el aburrimiento hacen mella, Javier está triste sumido en una “predepre” que lo único que quiere es llegar y pillar el primer avión para Madrid, y hace diez días decía que no quería volver nunca a su casa. Tiene mucho lío de familia y aquí tiene demasiado tiempo para pensar.

El patrón le soltó un improperio a Manolo, que parecía que era su mano derecha y manolo se “enfurruño”, lleva tirado en su litera la mayor parte del día, no llegará la sangre al río, espero.

Judith bien, sin problemas, dice que se va a comprar un barco y se va a ir con él al Senegal, que conoce allí un montón de familias de gente estupenda, sencillas, humanas, cariñosas, solidarias, ecológicas… ¡suerte Judith! ojalá algún día nos encontremos de nuevo y me cuentes que has conseguido cambiar parte del mundo y que ya hay muchos hombres humanos.

Jorge ¡una máquina! es un tío fenomenal, incansable, nunca se le oye una palabra más alta que otra, siempre de buen humor, dispuesto; el tripulante ideal.

El patrón, pues eso, queriendo ser el patrón pero no sabe, es muy buen regatista un verdadero experto en el trimado de velas y en sacarle el máximo rendimiento al barco, pero a mi entender, un buen patrón en un barco como este, en un viaje como este, debe de tener otras cualidades y ser capaz de ejercer como líder de una manera natural, crear ambientes adecuados, organizar actividades para elevar la moral de la tripulación, etc, etc.

Pues ahí vamos “con mas remo que vela” (que decían los galeotes cuando hacían una travesía penosa) hacia el Caribe, ahora solo es aguantar y resistir, que los días vayan pasando y hacerlo lo más llevadero posible para no perder la calma.

A última hora de la tarde, otro dorado, este un poco más pequeño que el anterior pero majo. Nos salta un pez volador a cubierta, era pequeño, lo devolvemos al mar.

La mar está cambiando a peor, a mucho peor, las olas crecen se están haciendo de tres o cuatro metros y le entran al barco por la aleta de estribor; pero de vez en cuando sobre estas olas grandes vienen otras como de un metro, pero muy malas, rompientes y atravesadas que se meten en la bañera frecuentemente dando un movimiento tremendo al barco. Mi estómago me pide un cinfamar y me voy a la litera a dormir sin cenar, esta noche no me toca hacer guardia.

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